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Sister Irene Munoz papers, 1973-2006

2006-07-15 Ottumwa Courier Article: ""50 anos ayudando a la gente de Dios"" Continuacion de Pagina A1

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50 años ayudando a la gente de Dios HERMANA MUÑOZ: Continuación de Página A1 años, mientras estaba estudiando, ella trabajó en un asilo de ancianos. Ahí ella conoció a una assistente de endermeras llamada Jessica. “Ella era hispana como yo”, disse la Hermana. Se acuerda de que desde entonces, había una gran diferencia entre los ricos y pobres, pero Jessica trataba todos de la misma manera. "Fue Jessica la que me enseñó como cuidar de las personas y como darles de comer, y como limpiarlas. Ella hacía todo eso con tanto amor y compasión que yo decía, 'Jessica, yo quiero ser como tú. Ella era mi modelo [mi ejemplo a seguir]". Durante el reinado del Papa Juan XXIII, alrededor de 1961, muchas cosas cambiaron en la iglesia. Antes de ese tiempo, cuando una mujer decidía entrar como monja, era de por vida. Los hábitos tenían que ser usados todo el tiempo y no se les permitía hacer nada sin permiso, incluido la visita a familiares. "Sólo nos permitían visitar a nustra familia cada tres años", dice la Hermana Muñoz en un tono callado y serio. Después, su ánimo cambia. Con mucho entusiamo ella cuenta,"todo cambió después del Segundo Vaticano, la Iglesia se abrió. El Papa Juan [XXIII] hizo muchos cambios. Las comunidades modificaron sus hábitos y las monjas fueron animadas a mezclarse más entre la gente, a que vivieram entre ellos y les ayudaran". Cuenta del miedo que tuvieron muchas monjas cuando dejaran de vivir una vida habitual y tuvieron que aprender una vida social. Dice que ella era muy tímida y es dificíl imaginarse a la Hermana Muñoz con miedo. Fue hasta que se unió a la organización de los Farm Workers (Trabajadores Agricultores) en 1968, que ella empezó a hablar contra muchas de las injusticias que se estaban haciendo. La Hermana Muños es miembro del Comité de Derechos Humanos, de Comunidades Saludables del Grupo de Diversidad y de la Junta del Ministerio de Hispanos de la Diócesis entre otros. Tuvo que dejar varios grupos por falta de tiempo. Por circunstancias, por el destino, por su fe, ella estaba destinada a trabajar con gente inmigrante. Ella dejó el país en un tiempo cuando muchos trabajadores agricultores llegaban para ser misionera en Ecuador. Ahí, su fe fue puesta a prueba al ver las condiciones en las que vivía la gente pobre. Ella dice que empezó a cuestionar si en verdad existía Dios. Meses después, su padre fue diagnosticado con cáncer en la garganta y ella regresó a casa. Ya en Estados Unidos, ella fue una gran alianza para la población inmigrante. Se acuerda que les llamaban "las madrecitas buenas" que venían a orar por la gente inmigrante y cómo, después de que empezaron las confrontaciones por el trato inhumano que los rancheros tenían con la gente que empleaban, les llamaban, "las malditas monjas". Confrontar la realidad de las condiciones en las que vivían los trabajadores agricultores fue un tiempo de madurez para ella. Ella lucho por que se pasaran las leyes de Vivienda y Salud para los Inmigrantes y la ley del Trabajo Infantil. Cuando trabajaba con los trabajadores agricultores, ella conoció a Juan Cadena, un activista social que no tenía miedo de hablar de nada. En parte, eso le dio a ella el valor de hablar por lo que ella creía. Durante el tiempo en que nombres como Juan se cambiaban a John y el español no se les enseñaba para mejor integrarse a la cultura americana, "yo pienso que esta era la manera en que Dios me estaba diciendo que yo necesitaba seguir trabajando con mi gente", dice ella. La Hermana Muñoz también es Ministro Pastoral, algo de lo que también esta muy orgullosa. "Antel los únicos deberes que les daban a las mujeres en la inglesia era de limpiar el altar". Ese fue otro cambio del Segundo Vaticano que le favoreció a las mujeres dentro de la comunidad religiosa. Con esa energía y ganas de ayudar, no sorprendería ver a la Hermana Irene como la primer mujer sacerdote si la Inglesia permitiera. "Me gusta aprender de la gente", dice ella. "Puedes aprender mucho de la gente, incluso del más pobre. Sólo tienes que tener una mente abierta y escuchar". Después de trabajar con gente inmigrante por años y antes de venir a Ottumwa, ella estudió para ser capellana, alguien que trabaja con los enfermos y los moribundos, "Me gustaba mucho hacer eso y yo quería hacer eso por el resto de mi vida. Yo era 'Capellana Muñoz", dice ella orgullosamente. Pronto, Iowa estaba recibiendo una gran entrada de gente hispana y la Hermana Muñoz recibió ofertas de trabajo de todo el estado. Ella acredita a dos mujeres de Ottumwa, Mary Ann Reiter y Millie Rodgers quienes hablaron con el Padre Robert Striegel para hacer algunas preparaciones para dar la bienvenida a la gente. La compañía de Excel ya había anunciado que traería trabajadores de fuera del pueblo. Un grupo de personas junto con el Alcalde Dale Uehling formaron comités para hacer más placentera la transición para todos. Reiter conoció a la Hermana Muñoz en 1970, cuando ella iba de voluntaria a una clínica de salud estabelecida por la Iglesia para los trabajadores agricultores inmigrantes. Ellas han sido amigas desde entonces, juntas han creado muchos servicios para la gente a Ottumwa, se estaban visitando mensualmente. Reiter dice que la posición fue hecha a la medida de la Hermana Irene. "Con ella en la mente", dice Reiter. "Ella siempre está alegre, siempre ve lo mejor en todos, y es muy generosa con su tiempo". Agrega, "Ella nos estuvo entrenando por un año antes de aceptar la posición". Después de eso, se regó la palabra. Talvez la única palabra que se sabían en ese tiempo era "Madre", dice la Hermana Muñoz. "El día que yo llegué, ya estaba una fila de gente esperando a la 'Madre'". Ella trabajó sin detenerse por meses, sin días de descanso, sirviendo como monja y como la interprete del pueblo hasta que la Iglesia le ordenó que se tomará un dís de descanso y que solo trabajara 40 horas a la semana. Pero eso le dio tiempo para enseñar educación religiosa a jóvenes y adultos y a servir más en la comunidad. Su posición con el Ministerio Multicultural de Ottumwa es financiado por las Iglesias Católicas San Patricio y Santa María de la Visitación, pero se trabaja dentro de la Iglesia Santa María. La Hermana Muñoz ayuda a la gente nueva que llega al pueblo con su integración inicial en la comunidad. Ella es tan buena que algunos han dicho que eso hace que la gente dependa mucho de ella. Cuando se le preguntó quien tomaría su posición si ella decidiera irse, ella dijo, "no tiene que ser una monja. Este trabajo es para cualquiera que quiera ayudarle a la gente". En su primer día de trabajo, ella tenía una fila de gente esperando por su ayuda. Con 50 años dedicados a Dios y a su gente, hay mucho más que decir de ella. Pero hoy ... ella tiene una fila de gente esperando por ella. foto por Osvaldo López Le dan un reconomiento a la Hermana Irene Muñoz por 50 años de vida religiosa. En esta foto la acompañan el Sr. Gerárdo García y el Alcalde de Ottumwa Dale Uehling.
 
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